
La Cirugía Dental ( que es como se llamaba lo que hoy sería la Odontología), legal y académicamente, no existía como profesión. Había individuos que se titulaban "dentistas", "profesores dentistas", "artífices dentistas", "cirujanos dentistas", "dentólogos" y otras varias denominaciones, pero legalmente, eran los "Cirujanos Sangradores"( el peldaño más bajo de la Cirugía) a quienes la autoridad competente había encomendado la función de "sacar dientes y muelas".
El resto, limpiar la dentadura, arreglar las piezas con caries y construir dentaduras, no estaba contemplado en la ley y quienes lo hacían se formaban como podían y ejercían a su libre albedrío.
Mas tarde aparecen los Ministrantes, entre cuyo cometido se incluían la "limpieza de la dentadura y la extracción de dientes y muelas".
Posteriormente el relevo lo tomaron los practicantes, concediédoseles las competencias del "Arte del Dentista y el Callista".
El 4 de Junio de 1875 se creó el título de "Cirujano Dentista", que significaría el reconocimiento de esta materia como profesión definida y autónoma separada de cualquier otra dedicada al Arte de curar.
Todos tuvieron algo en común y fue la falta de centros de estudios adecuados por lo que se formaban y aprendían sin control alguno donde podían y con quien se dignaba a transmitirle sus secretos.
Socialmente gozaron de poco aprecio y prestigio, como ejemplo está este anuncio publicado en la revista médica "La Clínica" en 1862:
"Dentista que saca y pone,alinea, afirma y transpone,limpia dientes sin dolor al rico y trabajador. También cura todo mal, si no es así, ni un real"